“Somos
seres analógicos, el piano también lo es”.
Entrevista
a Mauricio Vallina
Por
Ivette Céspedes
El Festival y Concurso Internacional Musicalia de Piano 2015 aglutinó a
prestigiosos intérpretes y pedagogos cubanos que han desarrollado gran parte de
sus carreras en espacios internacionales, tal es el caso del concertista
Mauricio Vallina.
Tras graduarse en La Habana, adquirió una sólida formación en el
Conservatorio de Moscú y en el Real Conservatorio de Madrid. En su itinerario
formativo tuvo como guías a Roberto Urbay, Irina Plotnikova, Alicia de
Larrocha, Martha Argerich, Zenaida Manfugás, entre otros. Paralelamente a su
carrera como concertista Vallina ofrece clases magistrales en importantes
colegios del mundo, y desde 2013 se desempeña como profesor adjunto de la
Academia de Artes y Música RimskyKorsakov de Bruselas.
Sobre su experiencia con los jóvenes pianistas cubanos que participaron en
el concurso Musicalia de Piano 2015, Vallina comenta:
Todos los días el contacto con los chicos fue muy conmovedor, me maravilló
cómo a pesar del entorno tan difícil en los últimos años en Cuba, muchos de ellos han mantenido una pureza de
espíritu, una integridad que se siente, y tienen un deseo enorme de aprender,
de desarrollarse.
El nivel en Cuba es muy alto, y puede ser visto así en el contexto de
América Latina e incluso en Europa. Observé que hay muchísima facilidad física,
pianística, musicalidad y creatividad. Lo único que falta es concepto, un
sistema de conocimientos articulados que les permita a ellos tener una
seguridad en lo que están haciendo, pero ciertamente hay una mina de oro.
¿Cómo surge la idea de
colaborar en el Festival?
Yo hice unas clases magistrales en México, en Monterrey, y ahí estaban la
Dra. Norma Gálvez y el compositor José Loyola, ellos dos estuvieron en mi clase
y quedaron fascinados. Norma y Loyola querían que yo viniera para darles clases
a sus alumnos. Entonces contactaron a Ulises Hernández y gracias a él fue que
todo esto se materializó, siempre con la ayuda y el impulso de Norma y de
Loyola. En un viaje anterior había intentado justamente hacer esto pero no
fluyeron las cosas y no supe como entrar en contacto, en esta ocasión ha sido
todo a través de Ulises.
Junto a las sesiones del concurso también se realizaron clases magistrales,
pudiera comentar cuáles fueron los ejes temáticos más trabajados en sus
diálogos:
En las clases insistí en Bach porque es la base de la música, de la
articulación. Todos los conceptos están ahí, en Bach, y en la actitud del
caminar. Uno tiene que caminar primero, hacerlo de una manera grácil, para
después poder correr.
Lo que digo principalmente en las clases es que todo se corresponde, todo
el conocimiento debe estar bien articulado e integrado. La información puede
estar o no estar, para eso existe Google, no necesitamos tener todo eso en la
cabeza, lo importante es la relación, la forma de engranar esos conocimientos,
que debe ser siempre con un enfoque humanístico, analógico, biológico, no
mecánico, ni digital. Somos seres analógicos, el piano también lo es. La
maravilla del piano, cuando está bien, es que cada interpretación es diferente,
cada pianista hace una joya distinta de las obras. Y debemos aprender también a
disfrutar esa variedad, porque hay muchos músicos que tienen ya su versión y no
soportan otra. Justamente hay que disfrutar la variación porque nos da apertura
mental. Siempre hay algo positivo en la interpretación de otra persona que se
puede incorporar, como dice Silvio en la canción "a casi todo el mundo le
pedí prestado".
¿Qué opinión le merece la organización del Festival?
Yo estoy encantadísimo, la he pasado muy bien. Me encanta la atmósfera del
sitio porque todo el mundo está vibrando
en la misma onda. Además los alumnos me dicen que están maravillados, me
preguntan cómo pueden continuar este contacto y yo les digo que manifiesten ese
sentir y esa necesidad para que se articulen otras actividades y otros
momentos. Y yo encantado de regresar con muchísimo interés y deseo.
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